La Unción de los Enfermos

La familia juega un papel importantísimo durante la enfermedad de alguno de los miembros del hogar. El enfermo grave llega a considerarse como una carga molesta para todos; se siente abandonado de todos, y , a veces, hasta de Dios. Es aquí donde la familia debe demostrarle al enfermo su amor, su comprención su cariño. Hay que hacerle ver, de mil maneras, que no es "alguien molesto" para la familia; que todos asumen con cariño su pena, su dolor, y que procuran aliviarlo en todo lo que puedan. Dice la carta de Santiago: "Si alguno está enfermo, que llame a los presbíteros de la iglesia, para que oren por él y en el nombre del Señor le unjan con aceite. Y cuando oren con fe, el enfermo sanará, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados" St 5, 14 - 15.

El Sacramento de la unción de los enfermos no es para que se administre cuando el enfermo ya está inconsciente. Hay que llamar al sacerdote cuando el enfermo manifieste alguna gravedad. La  unción de los enfermos tiene la finalidad de pedir por la salud del que padece, para su curación espiritual y física.

Por lo general, cuando se llega a una casa para la Unción del enfermo, los hombres se retiran a fumar y a platicar, algunas mujeres acompañan al sacerdote. No se ha comprendido el sentido de este Sacramento. La familia entera debe participar en la Unción del enfermo; en el momento de rogar, en familia, por la sanación espiritual, sicológica, física del enfermo. Es la oportunidad de que los familiares le demuestren al enfermo su amor, su comprención por medio de la oración.

"El imponer las manos sobre el enfermo" ha sido un gesto bíblico para indicar acercamiento de amor al que sufre. Jesús decía que los que tuvieran fe "impondrían las manos sobre los enfermos y quedarían sanados" Mc 16, 18.

Santiago asegura: "La oración de fe salvará al enfermo" St 5, 15. La Unción del enfermo es un momento sagrado de la familia; allí el hogar cristiano puede evidenciar si, de veras, cree en las palabras del Señor.

"No llamen al padre porque se va a asustar el enfermo", dicen algunos familiares. ¡Hasta ese punto hemos llegado en nuestro mediocre cristianismo: hasta tenerle miedo a la oración por el enfermo!

Las palabras de consuelo, las visitas al enfermo son de mucho valor. Pero nada cuenta más para él en ese trance tan difícil de su vida como la oración de su familia, la Unción Sacramental, celebrada por toda la familia. El término "celebrar", tal vez, le suene raro a alguno. ¿Cómo se puede celebrar un momento tan tremendo como es la gravedad del enfermo? Para nosotros "celebrar", en este caso, es alabar a Dios porque en todo vemos su mano, su amor, su perdón, su bondad. Por eso la familia con esperanza, amor y fe celebra la Unción del enfermo. Muchos sacerdotes han visto muchos casos en que, después de la Unción sacramental del enfermo, ha cambiado el panorama clínico o sicológico del paciente.

La enfermedad grave es un paso difícil para todo ser humano. Ninguna familia le puede fallar en este momento a su ser querido. No puede faltar de ninguna manera la oración del papá y de la mamá, de los hermanos. De los hijos. Lo que nos gustaría que hicieran por nosotros nuestros parientes en la enfermedad, debemos hacerlo, ahora, con cariño por nuestros enfermos.

Publicar un comentario

0 Comentarios