La Eucaristía

Si se le preguntara a algún niño qué necesita para la primera comunión, con seguridad que respondería que una candela y un vestido nuevo. En eso se ha convertido, para muchas familias, la Primera Comunión de los hijos: un día de tradición, de folklor, un pretexto para una fiesta. Muchos niños nunca han visto comulgar a su papá, a su mamá.
¿Cómo se les puede animar a hacer la Primera Comunión? Los niños le dan importancia a aquello a lo que sus papás le dan valor. Para muchos  niños la Primera Comunión se queda en su mente como un día de fiesta, nada más. No llegan a valorarla porque en su familia la Eucaristía no ocupa un lugar relevante. Todo niño debe aprender a apreciar la Santa Comunión, al ver la devoción con que sus papás frecuentan semanalmente la santa Misa, y participan en la Comunión. Esa es la mejor preparación para un niño. Lo demás vendrá por añadidura.

En la práctica, el niño, recibe "instrucción", conocimientos, acerca de lo que es la Comunión, la misa. Pero no ha tenido la vivencia eucarística de su familia. Un papá contaba que antes de convertirse, para la primera comunión de sus hijos, andaba tambaleándose entre los invitados con una copa de licor entre las manos. Este caso no es nada extraño. La Primera Comunión de los niños ----algo tan Sagrado---- se convierte en pretexto para celebrar una fiesta pagana. Acaban de estar "muy devotos" en la iglesia, a las pocas horas, ya echaron a perder todo eso. En ese contexto, se mueven algunos niños el día de hoy en su Primera Comunión.

Domingo, significa "Dia del Señor". Nosotros creemos en una religión "revelada". Dios nos ha hablado; nos ha dicho que desea que "santifiquemos" su día. Para muchas familias el día del Señor les sirve para paseos, estadios, deversiones, descanso. Propiamente al Señor no lo toman en cuenta para nada. No acuden a la Eucaristía. No lo alaban en la Comunidad. No cumplen con lo que el mismo Señor ha establecido. Algunas familias llegan llenas de tribulación; les pregunto, a quemarropa, si van a Misa el  día domingo. Responden que no. Les hago ver que cómo pretenden tener la bendición del Señor, si , precisamente, cuando él se las ofrece, el domingo, le dicen: "No, gracias".

Cada domingo, el Señor ofrece a la familia el "Viático" para la semana por medio de la Santa Comunión. No podemos pretender sentirnos fuertes, fortalecidos ante los impactos tremendos de la vida, si no nos hemos alimentado con el Pan de Vida que el Señor nos ofrece en la Eucaristía dominical. No podemos sentirnos curados de nuestras enfermedades fisícas o sicológicas, si rehusamos tomar la medicina espiritual ----la Comunión---- a la que nos convida el Señor cada semana.

Es cierto que cuesta llevar a los adolescentes y a los jóvenes a la Misa. Nadie lo niega. Los padres deben industriarse para dialogar con ellos, para ayudarlos a optar por la Eucaristía. Hasta deben ejercer una "sana preción" para llevarlos el domingo a misa. No les cae mal. Así como les exigen levantarse temprano para ir a la escuela, también deben, en cierta forma, deben "empujarlos", amorosamente, para participar en la Eucaristía. No deben temer los padres hacerles este bien a sus hijos. Un día se lo agradecerán.

El día del Señor no debe concluir con la Misa. Debe prolongarse en el hogar por medio de sana diversión, de amenas pláticas entre padres e hijos. Si los apretados horarios del trabajo obligan a la familia a vivir ajetreadamente, hay que darle suma importancia al domingo para platicar, para divertirse juntos, para descansar. Para encontrarse más íntimamente. La bendición recibida en la misa debe disfrutarse en el hogar. Antes de que el pueblo de Israel saliera hacia el éxodo , hacia el desierto, el Señor les mandó celebrar la cena pascual: una comida familiar, eminentemente religiosa; allí se cantó, se rezó, se meditó, durante la cena Cfr. Ex 12.

De esta manera fueron preparados para las inclemencias del desierto. El Señor nos reunirnos el domingo en su Casa; nos sirve el Pan de Vida que nos restaura las fuerzas y nos prepara para el duro viaje del "terrible cotidiano" de la semana. Una familia sin Eucaristía semanal es una familia sin la bendición de Dios y sin el Viático necesario para el peregrinaje a través del descierto de la semana.

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