La oración en el hogar

San Juan Crisóstomo afirmaba que todo hogar debe ser una pequeña iglesia. La iglesia doméstica. El hogar es santuario en donde los padres de familia, como sacerdotes, deben compenetrarse de esa iglesia en pequeño que Dios les ha encomendado.

El doctor Sorokim, de la Universidad de Harvard, presenta una estadística muy elocuente: entre las familias que rezan unidas, hay pocos divorcios. Entre las que no se rezan en familia, abundan los divorcios. Razón tenía Pío XII cuando afirmó: "Familia que reza unida permanecerá unida".

Muy bien dice la Santa Biblia: "Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles" Sal 127.

Muchos se cansan afanosamente pretendiendo que en sus hogares haya paz, serenidad; si no gozan de la bendición de Dios, eso es imposible. Jesús también advirtió que una casa se puede fundar sobre "roca o sobre arena". El "necio" construye sobre arena, dice Jesús. Tal vez la fachada de su casa es muy bella ---bonanza material--, pero si está fundada sobre arena --sin la bendición del Señor--, al primer temblor se derrumba. Jesús dice que el "prudente" edifica sobre la roca, sobre los mandamientos de Dios. Habrá recias tempestades, pero esa casa  permanecerá desafiando las inclemencias del tiempo porque está fundada sobre la bendición de Dios ---la roca--- cfr. Mt 7, 24-27.
Cuando se ve a dos esposos que pelean continuamente y que viven en actitud litigante, habría que preguntarles si rezan juntos. De antemano se sabe la respuesta: no. Si oran juntos, encontrarían el "poder que viene de lo alto" para solucionar los problemas familiares. Alguien escribió que es imposible divorciarse de la mujer con la que reza todos los días. Y asi es. Dios no permitira que se derrumbe el hogar de los que diariamente invocan su protección.


En el Evangelio de San Mateo hay una promesa de Jesús, que de manera especial puede realizarse en la familia. Dice Jesús: "Si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre, que está en el cielo, se lo dará. Porque donde dos o tres se ponen de acuerdo en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" Mt 18, 19-2. La familia es el lugar más priviligiado para poderse poner de acuerdo, para reunirse en nombre del Señor.

El sicólogo cristiano, Tim La Haye cuenta un caso interesantísimo. Su familia había aumentado; anhelaban un automóvil Plymounth, de tres filas, usando, porque el presupuesto familiar no alcanzaba para un carro nuevo. Toda la familia se puso en oración pidiéndole a Dios, específicamente, ese vehículo determinado. Un día sonó el teléfono. Alguien se marchaba al extranjero y quería vender su automóvil, que tenía todas las especificaciones que ellos habían pedido al Señor. A aquellos niños no hubo necesidad de hablarles mucho acerca del poder de la oración en familia. Lo habían vivido.

El libro de los Hechos consigna el caso de una familia de paganos; el papá se llamaba Cornelio, un militar romano. Eran paganos. Con la mejor buena voluntad oraban en familia. Dios les envió nada menos que a Pedro. Cuando Pedro comenzó a predicarles, hubo un pentecostés en esa familia. Cfr. Hch 10.

El poder de la oración en la familia es algo que todavía no hemos explotado como se debiera. La familia es el lugar más apropiado para orar por los miembros de la misma familia que están descarriados, enfermos, en apuros económicos, o en cualquier dificultad.

                     ORACIÓN DE SANACIÓN
Señor,

Tu invitas a todos los que están agobiados a acercarse a ti.
Permite que tu mano sanadora me alivie.
Llena mi alma de compación por los demás.
Llena mi Corazón de valor e infinito amor por los demás.
Llena mi mente con tu sabiduría, que mis labios siempre proclamen tus alabanzas.
Enséñame a buscarte en mis necesidades y ayúdame a conducir a los demás hacia ti con mi ejemplo.
Amantísimo Corazón de Jesús, llena de salud mi cuerpo y mi alma para que yo te pueda servir con toda mi fuerza.
Bendice a este ser que tú has creado, ahora y siempre. Amén.

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