No es nada fácil

La oración en familia trae grandes bendiciones de Dios, pero no es nada fácil organizar un grupo de oración en el propio hogar. Hay que tomar en cuenta la diversidad de mentalidades, de edades. Los jóvenes y los adolescentes son muy reacios para todo lo que sea metódico, constante. Es aquí donde los padres de familia deben pedir mucha sabiduría al Espíritu Santo para que la oración en familia no sea algo "aburrido", que aleje a los hijos jóvenes, sino algo "espontáneo", en donde todos se puedan encontrar a gusto. Mal hacen los padres que "a la fuerza" quieren imponer su punto de vista, sin tomar en cuenta la circunstancia vital de sus hijos.

La carta a los Romanos recalca muy bien que "no sabemos rezar como es debido", pero también nos alienta a seguir adelante con la seguridad que Dios nos ha dejado al Espíritu Santo para que nos conduzca en la oración Cfr. Rm 8, 26.

Las preguntas que afloran, automáticamente, cuando se habla de la oración en familia son: ¿Cómo?, ¿dónde?, ¿cuándo?. No hay una respuesta que pueda servir para todos. Cada familia debe estudiar su caso particular. Cada familia debe, por todos los medios, buscar que esa fuerza espiritual no falte en su hogar. Es posible que, al principio, no todos los miembros de la familia se quieran unir. Todo principio cuesta. La constancia, en nombre de Dios, resolverá muchos problemas.

San Pablo, a su amigo Timoteo le escribía: "Recuerda que desde niño conoces las Sagradas Escrituras, que pueden instruirte y llevarte a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien" (Tm 15-17).

Timoteo había aprendido desde niño, en su familia, la sabiduría de la Biblia. En la oración familiar no debe faltar nunca un trozo de la Biblia, un salmo. Es la palabra de Dios que habla a la familia misma. Hay que saber escoger esos trozos adecuados; hay que preparar esa lectura bíblica. Las lecturas diarias de la misa son muy adecuadas para meditarse también, diariamente, en la familia. Es una forma de oración y lectura al mismo tiempo.

La virgen María en el hogar

Varios pasajes de la Biblia, con luz meridiana, muestran las grandes bendiciones que reportan los hogares que reciben a la Madre de Jesús. María va a visitar a su prima Santa Isabel. El Evangelio afirma que apenas Isabel escuchó la voz de la Virgen María, quedó llena del Espíritu Santo, y que su niño quedó santificado en el seno materno Cfr. Lc 1, 41. A donde va María cumple su ministerio especialísimo de llevar a Jesús, de mostrarlo a todos. Fue lo que hizo en el portal de Belén con los pastores y con los Magos de Oriente. En el hogar en donde está María, hay gozo, hay presencia del Espíritu Santo. Allí se cantan Magníficas de alabanza a Dios.

En las bodas de Caná, la mirada maternal y cuidadosa de María impidió que la fiesta de casamiento fracasara. A tiempo se dio cuenta de que estaba faltando el vino. Hizo lo que siempre le toca hacer: acudir a su Hijo: El es el de los milagros. Le gusta que su Madre se una a la oración de la comunidad. En los hogares en donde está la Virgen María, allí no va a faltar el vino de la alegría. Allí estará la Virgen Auxiliadora cumpliendo su misión de madre para que a sus hijos no les falte la bendición de Dios, para que el agua sin sabor de las tribulaciones se convierta en el vino de la alegría familiar. Cuando los hogares, como el de Caná, invitan a su oración familiar a la Madre de Jesús, se van a dar cuenta del privilegio que significa tener a una intercesora tan poderosa ante su hijo Jesús.

Publicar un comentario

0 Comentarios