El sacerdocio de los papás:

En nuestra iglesia  se ha dado mucha importancia al "secerdocio ministerial", el de los sacerdotes que dirigen los servicios religiosos, pero se ha descuidado mucho el concepto del "sacerdocio común", el de todos los fieles que, según la primera carta de San Pedro y el Apocalipsis, pertenecen también a un "pueblo de sacerdotes". El papá y la mamá son auténticos sacerdotes en sus respectivos hogares. Se unen al sacerdocio de Jesús y celebran diariamente su "culto familiar" en sus propias casas.

En el pueblo judío estaba muy bien delineado el papel del papá como catequista de su casa. El libro del Exodo relata que en la noche de pascua, el padre de familia era el encargado de doctrinar a su familia acerca del sentido de la pascua para el pueblo judío. El libro del Deuteronomio destaca el papel de los padres en cuanto a la educación religiosa de los hijos. A los papás se les decía: "Grábate en la mente todas las cosas que hoy te he dicho, y enseñalas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes lleva estos mandamientos atados en tu mano y en tu frente como señales, y escribelos también en los postes y en las puertas de tu casa" Dt 6, 4-8.
En nuestra sociedad, frecuentemente, el padre de familia ha claudicado en su papel de catequista de su hogar. El machismo ha impuesto la idea de que la "religión es cosa de mujeres". Muchos papás se avergüenzan de hablar de algo religioso ante su familia. No se atreven a dirigir la oración en la familia. Todo esto es una inconsecuencia cuando se trata de familias que se precian de llamarse "cristianas". Esta es una de las grandes fallas que ponen en peligro inminente la identidad de los hogares cristianos.

En la Biblia se destaca muy bien el papel de "intercesores" de algunos padres de familia. Job, cuando sus hijos están en alguna fiesta, piensa en que pueden ofender a Dios, y comienza a pedir perdón por ellos Cfr. Jb 1, 45. Una madre atribulada -la cananea- se le prende a Jesús para que escuche su súplica y sane a su hija. Un oficial romano acude presuroso al Señor para pedirle que cure a su hijo. Jairo, angustiado, se llega hasta Jesús para suplicarle que vaya a curar a su hija que está gravemente enferma. A ninguno de los padres de familia el Señor se negó lo que pedían por sus hijos. La oración de intercesión de los padres por sus hijos es una oración agradable a Dios. Es una oración de poder porque va con amor y con confianza.

Los hijos necesitan mucho de la oración de intercesión de sus padres. Hijos descarriados. Hijos enfermos espiritual o físicamente. La oración de los padres es la más adecuada para interceder por ellos. Se supone que es la oración que va con "más amor" y con mayor insistencia.

Durante diez años Santa Mónica óro con lágrimas a Dios por su descarriado hijo Agustín. La oración de esa madre no fue desatendida. Agustín se convirtió en uno de los santos más grandes de la Iglesia.

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