El Sacerdote y el Levita

En el anterior articulo Vimos como el sacerdote y el levita, en el fondo, tuvieron miedo de meterse en un lio, si se detenian a atender a aquel hombre. Tal vez tendrian que llevarlo a algun lugar; se les iba su dia de oracion. Suficientes problemas tenian con los de su propia vida! El temor a "implicarnos" en el dolor de otros, nos hace cerrar los ojos y el corazon ante el dolor del que vive a nuestro lado. Y seguimos adelante, pensando que los problemas se pueden arreglar solos. Si fueramos nosotros los que estuvieramos sangrando, como nos gustaria que alguien se detuviera, por lo menos, para preguntarnos algo!

Seguramente cuando el sacerdote y el levita se encontraron con sus amigos, se pusieron a protestar por lo sucedido. Se escandalizaron de la situacion de violencia reinante. Le echaron la culpa a la policia. Anoraron viejos tiempos cuando las "cosas no eran asi". Hasta, con sentimiento, dijeron: "Pobrecito aquel hombre: lo hubieran visto!" Lo cierto, que ellos lo vieron y no hicieron nada.

Las cafeterias estan llenas de personas que, entre protestas y rebeldias, denuncian el mal del mundo. pero, al terminar de beber la taza de cafe, se despiden y no hacen nada. Y la "vida sigue igual".

En nuestra casa, tendemos a ver con lente de aumento los defectos de los demas. Los otros tienen la culpa de tantas cosas. Los padres juzgan inclementemente a los hijos; los hijos quieren perfeccion de sus padres. Nadie quiere ver sus propios errores. Todos contemplamos las heridas que otros nos han causado; pero no acertamos a ver las que nosotros les causamos a los demas. Pasamos de largo. Y cada uno continua con su pena a flor de corazon.

El samaritano no iba ciertamente al templo cuando paso por aquel camino en donde estaba el hombre malherido. No pudo seguir sobre su cabalgadura; sintio la urgencia de "hacer algo". Llevaba aceite y vino, y echo mano de ellos para prestar los primeros auxilios. Subio al hombre sobre su cabalgadura y lo llevo a un meson; pago al mesonero para que lo atendiera.

El poeta Hizani tiene un cuento precioso. Narra que un dia aparecio un perro muerto en medio de la calle. Todos se rasgaban las vestiduras y lo maldecian. Se hizo presente un hombre de limpio corazon, y les dijo: "No lo maldigan; fijense en sus dientes que son blancos como perlas". El poeta afirma que Jesus fue ese hombre de limpio corazon. Encontro a la humanidad hecha una piltrafa y la curo de su mortal enfermedad. Jesus fue el primer samaritano. Se bajo de su caballo. "El Verbo se hizo carne y vino a vivir entre nosotros". Curo nuestras heridas con el oleo de su amor, y con el vino de su sangre perdono nuestros pecados.

El vino representa la sangre de Cristo. Es el unico elemento que logra destruir el pecado. Por medio de su sangre derramada en la cruz, Jesus logra que sean perdonados nuestros pecados. El vino del perdon es algo indispensable en nuestro hogar para la curacion de nuestras heridas. Vivimos en casa pequenas; como en un autobus, vamos muy apretados; con el mas leve movimiento nos golpeamos mutuamente. Nos herimos con palabras, con actitudes, con silencios. Nuestro corazon va acumulando rencor hasta endurecerse.

Uno de los factores que mas anulan el amor en el matrimonio es el rencor amontonado durante muchos anos en el corazon. Cuando existe el rencor, ya no puede haber compasion. En muchos hogares los conyuges, mas que "una sola carne", "una sola persona", son dos "companeros" que viven juntos casi por nesecidad, asi como los "companeros de trabajo", estan juntos, no por amor, sino por las circunstancias que los obligan a estar el uno junto al otro. En algunos hogares, mas que "conyuges" hay "companeros" que, como los rieles del tren, avanzan, paralelamente, sin juntarse. El rencor mata el amor.

Este seria un buen momento para reflexionar como estamos actualmente en el hogar, momento para poder comprender lo que significa el matrimonio para hacer algunos cambios para bien, comprender que todos podemos cambiar actitudes, formas de solucion, comprension. Que sea este momento el adecuado para poder mejorar nuestra vida en pareja, y poder ser ejemplos para nuestros hijos para bien de la humanidad en general.

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