PLAGAS DE NUESTRAS FAMILIAS

Una pelicula espanola tiene un titulo muy llamativo: " Y la famila? - Bien, gracias". El titulo de este film es muy desafiante, pone el dedo sobre la llaga de la sociedad: la famila convulsionada. Una de nuestras preguntas mas repetidas es: " Y la famila?. Automaticamente respondemos: " Bien, gracias". Esta respuesta intenta esconder algo que nos duele confesar: nuestra famila no anda nada bien; es un desastre. Una gran mayoria de familias estan siendo vapuleadas por los vendavales del materialismo y por una sociedad consumista que esta convirtiendo en maquinas a los seres humanos. Si hay algo que falta en muchas familas es, precisamente, un poco de armonia, de paz, de serenidad, de bendicion. Algunas familias, sin ningun temor, podrian ser catalogadas como "sucursales del infierno".


Y que sucede con nuestras familias para exista tanta infelicidad bajo sus techos? Son muchos los factores negativos que estan incidiendo en el desmoronamiento de nuestros hogares. De manera especial, quisieramos hacer resaltar algunos de ellos que son como plagas maleficas que estan destruyendo uno de los tesoros mas bellos: la famila.

El egoismo
Egoista es el que quiere que lo tengan en el centro de todas las atenciones; quiere que lo mimen, que lo amen, que lo escuchen, que lo sirvan. El egoista no tiene ojos ni oidos para ver los problemas de los demas, para escuchar las penas de los otros; el egoista nunca hace un favor, a no ser que espere recibir algo como intercambio. El egoista esta centrado en su yo. Se considera el centro de su hogar, de su universo.

En el Sacramento del matrimonio, hay una ceremonia muy significativa: la entrega de anillos, que indica la mutua entrega, espiritual y fisica, de los novios. En muchos matrimonios ha habido una entrega fisica, pero todavia no ha habido entrega de corazones. Se han reservado muchos secretos. Tienen areas ocultas de su vida que no han sido abiertas al conyuge. En estos matrimonios, cada uno esta buscando su propio interes; su realizacion personal. No piensa en favorecer al otro, sino en sacar partido del otro. Ser servido , ser amado, ser acompanado, compadecido, escuchado. Cuando esto sucede, el hogar se convierte en un "ring", en donde hay dos boxeadores que estan tratando de imponer su criterio, su capricho, su antojo. Si dos piedras chocan, saltan chispas. Hay violencia. Para terminar con el fuego del enfrentamiento, uno de los dos conyuges, por lo menos, tendria que convertirse en almohada. Alli caeria la pidra y no causaria mayores problemas. Pero, quien quiere ser almohada, ser humilde? Mientras marido y mujer, como dos piedras de egoismo, esten chocando cotidianamente por imponer su manera de pensar, habra incendio de ira, de rencor, de odio. Es lo que se aprecia en muchos hogares. Se han herido a fondo; el rencor se ha apoderado de los corazones de los conyuges. Es dificil, entonces, hablar de serenidad, de dialogo, de paz familiar.

Muy apropiado, por eso, el consejo de San Pedro para los casados: " Tengan un mismo pensar y un mismo sentir, con ternura, con amor fraternal. Sean bondadosos y humildes. No devuelvan mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, devuelvan bendicion, pues Dios los ha llamado a recibir bendicion" 1 P 3, 8-9. Este programa, que traza Pedro para los casados, es el consejo mas sabio para destruir el egoismo, para buscar un amor evangelico que, como capto muy bien San Francisco, consiste no en buscar ser amado, sino amar; no en anhelar ser comprendido, sino comprender. San Pablo muy bellamente llego a decir que el verdadero amor " todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" 1Co 13, 7.
Cuando los herreros quieren doblar el hierro, lo someten a alta temperatura; cuando esta incandescente, entonces ya pueden doblarlo sin que se quiebre. Nosotros debemos someternos al fuego del Espiritu Santo para ser purificados de nuestro egoismo que envenena la vida familiar y hace irrespirable el ambiente de tantos hogares. Mientras el grano de trigo no haya sido despedazado dentro de la tierra, no habra fruto. Mientras esposo y esposa, tercamente, insistan en su necio egoismo, el hogar seguira siendo un "ring", y no un lugar de paz y de refugio.

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