La epifanía de María

Epifanía significa "manifestación". En las bodas de Caná hay una evidente intención de Jesús de poner de relieve el regalo que es su Madre para una familia, para la comunidad. Hay un momento en que María es colocada en primer plano para que aparezca como la madre bondadosa que cuida de sus hijos en dificultades. Se resalta también el poder de su oración materna ante Jesús. Podriamos decir que es la EPIFANÍA de María hecha por Jesús.

Al mismo tiempo, Juan hace, a su vez, la epifanía de María. Cuando Juan escribió su Evangelio, ya habian transcurrido más de 70 años desde las Bodas de Caná. Juan había recibido a  María como precioso regalo que Jesús le había entregado. Había vivido bajo el mismo techo con la Madre de  Jesús. Conocía por experiencia sus bondades y el poder de su oración. Juan, en las bodas de Caná, muestra a la comunidad, como la madre amorosa que vela por sus hijos. Presenta también lo que cuenta para una familia la oración de la Madre de Jesús . Por eso, Caná es también la epifanía de María hecha por San Juan.

Lo que San Juan manifestó en el relato de las bodas de Caná, lo efectuó San Lucas al narrar la visita  de María a su prima Isabel. El Evangelista hace notar que apenas se presentó María en aquella casa, todo quedó invadido de la presencia del Espíritu Santo. Hubo júbilo, serenidad. A donde va la Virgen María llega la bendición de Jesús por medio de su Espíritu Santo. Por eso, la presencia de la Virgen María en un hogar es garantía de la bendición de Jesús.

En la perspectiva de San Juan, María no está para hacer de "abuelita" que deja pasar las travesuras de sus nietos. En las bodas de Caná, la Virgen María se muestra como la madre exigente que enseña a la comunidad cómo resolver los problemas que se presenten. En primer lugar, María acude a Jesús para rogar su ayuda. Luego les indica a los organizadores de la fiesta que la solución del problema está en HACER LO QUE JESÚS DIGA, Jn 2, 5. María, en Caná, es la madre que exige disciplina. No viene a enseñar un camino "más fácil" que el de Jesús. No está para corregirle la plana a su Hijo, ya que Jesús afirma claramente que el camino del evangelio es un "camino estrecho".

En el relato de Caná de Galilea, San Juan aprovecha para exhibir, con pinceladas magistrales, lo que significa la presencia de Jesús en
Jesús De Nazaret un hogar. Cuando él está no hay peligro de que falte el vino. También hace notar que la presencia de María es garantía de una madre amorosa que en el momento de crisis sabrá intervenir en favor de sus hijos con su poderosa oración ante Jesús.

Invitenlos

Algo muy notorio en nuestra sociedad: a muchos matrimonios se les ha terminado el vino. Les falta el vino de la concordia, de la alegria, del perdón, de la paz. La copa de vino con que iniciaron su matrimonio se ha convertido en una copa de vinagre. En el fondo, es porque Jesús es un olvidado en el hogar. Tal vez se le ha invitado, pero no se le ha dado el lugar que le corresponde en la fiesta de la familia.

En el Apocalipsis, Jesús se presenta tocando la puerta de una casa, prometiendo que si le abren, entrará a cenar. Es el mismo Jesús quien se autoinvita para cenar en el hogar: quiere llevar su bendición. Quiere regalar el vino del amor sobrenatural que no se encuentra en las clínicas de los sicólogos, ni en las farmacias. Muchas puertas todavía permanecen cerradas. Se repite lo de la noche en Belén. La sagrada familia llevaba la más grande bendición que se pueda imaginar para la familia que le abriera sus puertas. Todos dijeron: "No, gracias". La inigualable bendición del nacimiento de Jesús, por eso, quedó reservada para una gruta que no tenía puertas. Allí hubo cantos de ángeles y Dios se mostró a los de buena voluntad.

En los hogares en crisis de debería revisar, si Jesús y María son invitados de honor. Si está María, no se quedará con los brazos cruzados. Su ojo maternal permanecerá atento para que no vaya a faltar el vino a sus hijos. 

En donde está Jesús, como el Señor de la casa, no hay peligro que falte el vino de la alegría, del perdón, de la paz. Un hogar cristiano que le da a Jesús y a María un puesto bajo su techo, será  un hogar construido sobre roca: resistirá las tempestades, y se caracterizará  por el vino del gozo y de la paz.

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