JESUS EN EL HOGAR

Muchos matrimonios comienzan con una copa de vino y terminan con una copa de vinagre. Si se examina la causa de su fracaso, se verá que coincide con la falta de la bendición de Dios. A la hora de la crisis matrimonial no estaba Jesús que pudiera cambiar el agua sin sabor del resentimiento, de la frustracion, en el vino de la reconciliacion, del perdón y de la paz.

Esto, es precisamente, lo que San Juan quiere poner en evidencia en las Bodas de Caná. Alli está Jesús, con su bendición, y , por eso, el joven matrimonio logra superar ese primer momento de dificultad que se presentó, amenazando echar a pique su alegria familiar.

La realidad es que muchos matrimonios comienzan con la bendición de Dios junto al altar, pero luego dejan a Jesús, en la puerta de la iglesia, y se van solos a su casa. A la hora de la tormenta, no esta Jesús que se ponga de pie y calme la borrasca.

La bendición de Dios

La primera bendicion de Dios en la Biblia fue para un matrimonio. Apunta el Libro del Génesis: " Dios los bendijo diciéndoles: Crezcan y multipliquense. Llenen la tierra y sométanla" Gn 1, 28. El Señor quiso que el primer matrimonio iniciara con su bendición.

El primer milagro de Jesús lo reservó para un joven matrimonio, en las Bodas de Caná. De manera muy evidente, Jesús estaba demostrando que un matrimonio no podia madurar sin su bendición.
La bendición de Dios, en el Génesis, para el primer matrimonio se evidencia por medio de la buena relación que existe entre Dios y la primera pareja. Dios "baja a platicar" con ellos. Se intuyen la armonia, el gozo, las buenas relaciones de los conyuges entre ellos mismos y con Dios.

Pero Dios les advierte que esa bendición no es algo definitivo: tienen que cultivarla. Deben demostrarle su confianza y fidelidad no acercándose al árbol prohibido, simbolo del mal, del pecado. Cuando Adán y Eva pierden la bendición de Dios por su desobediencia, todo cambia: ingresa en el mundo el miedo a Dios, la turbación. Entre ellos mismos se inicia el conflicto matrimonial.

El sacramento del matrimonio pretende revivir la escena biblica del Génesis: la bendición de Dios para esposo y esposa. Pero hay que hacer constar que el "árbol prohibido" sigue en pie. En el momento que el matrimonio enfile por la senda del pecado, del alejamiento de Dios, que es acercamiento al árbol prohibido, en ese momento se volverá a retirar la bendición de Dios, y aparecerá el conflicto de tipo personal y matrimonial.

El salmo 128 compendia las mas bellas bendiciones que un matrimonio pueda anhelar. Pero hay que saber leer ese salmo. Las bendiciones anunciadas no son para todos: están reservadas para los que "temen al Señor y siguen sus caminos". En la Biblia, temer al Señor significa amarlo tanto que se le coloque en el primer lugar de la propia existencia, del propio hogar. Una de las estrofas del salmo en mencion dice: "Tu mujer como vid fecunda en medio de tu casa; tus hijos como renuevos de olivo alrededor de tu mesa". Pero, al iniciar, el salmo ha advertido: "Felices los que temen al Señor y siguen su camino". Es decir, entonces, que esta bendicion, que el salmo anuncia, es solamente para los que "temen al Señor y siguen su camino".

En la base de las crisis matrimoniales, familiares está la ausencia de la bendición de Dios. Jesús es un desconocido en esos hogares. No es un invitado de honor. No es el Señor de la casa. Por eso cuando falta el vino de la concordia, del perdón, de la paz, no esta el Señor para cambiar el agua del fracaso, de la soledad, del adulterio, en el vino del gozo, del perdón y de la paz.

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