Nuestro Tesoro

Nadie escogio la propia familia. Los padres no seleccionaron a sus hijos. El esposo, tal vez, no es el mejor esposo del mundo; pero es el propio esposo. La esposa, tal vez, no es la mujer ideal; pero es la propia esposa. Un dia, ante el altar de Dios, marido y mujer se juraron mutuo amor, fidelidad para siempre. Con nuestra familia sucede como con nuestra patria. Hay otras naciones que tienen mas aviones, mas maquinas, mas petroleo, mas computadoras. Pero nuestra patria no la cambiamos por nada del mundo. Es nuestro tesoro. Es el hogar en donde Dios nos coloco para que construyamos nuestra felicidad. Cada uno debe colaborar para que se haga realidad ese ideal.


El hogar no  lo forman las paredes de la casa, ni la refrigeradora, ni el carro, ni el televisor. Lo esencial del hogar es el amor. La comprension entre esposo y esposa, padres e hijos, no se puede parangonar con un televisor a colores ni con una cuenta bancaria muy elevada. La palabra hogar trae a la mente la idea de "hoguera", algo calido. Eso es el amor en el hogar. Cuando falta, habra, tal vez, una bonita casa, bien amueblada, pero alli no existe un "hogar".

Don Bosco a sus educadores les decia: "Amen a los jovenes: pero que ellos se den cuenta de que ustedes los aman". Y tenia mucha razon. No basta querer: el hijo debe tener muestras fehacientes de que sus padres lo aman...Mas que a una chumpa de cuero, mas que un carrito de juguete, mas que un viaje, los hijos anhelan la caricia de sus papas, la palabra amorosa y comprensiva; que los papas sepan robarle tiempo a la television, al periodico para platicar con ellos... Eso es lo que constituye el verdadero hogar, ese tesoro que Dios nos ha regalado.

Jose, seguramente, tenia buenos muebles en su carpinteria; pero, mas que a sus muebles, a su negocio, le dio importancia a su familia, a su amor de padre que se patentizo en todo momento, sobre todo en las circunstancias criticas. Maria , en el templo, en vez de ponerse a gritar con colera a Jesus, su hijo enigmatico, supo callar, meditar la manera de que la armonia familiar no se hiciera anicos.

Cuando esposo y esposa, cuando padres e hijos buscan, bajo la mirada de Dios, esos puentes que salvan los abismos de incomprension, entonces nuestras casas dejan de ser pequenos hoteles o pensiones para convertirse en Nazaret de amor y de armonia.

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